Anoche faltaban los alegatos de fiscalía y defensa. Por violencia de género la querella pidió pena máxima.
CATRIEL | El esperado juicio por el asesinato de Cintia Vergara comenzó ayer por la mañana y continuaba anoche pasadas las 22, en una maratónica audiencia en el salón de Cotecal de esta ciudad. La querella reclamó en su alegato la condena de prisión perpetua por femicidio y se esperaba al cierre de esta edición la exposición de la fiscalía y de los abogados defensores.
Cristian Fievet, expareja de la víctima, es el único imputado por el brutal asesinato que ocurrió el 20 de abril de 2014, cuando Cintia fue atacada a puñaladas en su casa y delante de sus hijos, de 8 y 10 años.
Pasadas las 10, los jueces Pablo Repetto, César Gutiérrez Elcaraz y Alejandra Berenguer comenzaron a escuchar las declaraciones de los testigos. Había 12 personas citadas a declarar pero las partes desistieron de algunas y quedaron siete. Entonces se concentró en un único día el juicio que originalmente estaba previsto en tres jornadas.
Fievet abrió la audiencia con su declaración indagatoria. Mencionó numerosas circunstancias íntimas de su relación con Cintia y aseguró que ese día «había tomado una línea de cocaína», aseveración a la que se aferraron los abogados defensores Oscar Pandolfi y Marcelo Inaudi, quienes además pidieron la nulidad de las pericias psicológicas realizadas al acusado.
El primer testigo fue Miguel Vergara, padre de la víctima, quien bosquejó la personalidad «violenta» de Fievet. Recordó que a Cintia le habían advertido mientras convivían que, de continuar la relación así, «iba a terminar mal». Susana Valberde, mamá de Cintia, estaba conmocionada y finalmente no declaró a pedido de su propio abogado, Marcelo Hertzriken Velasco. Junto a ellos estaban el fiscal Gustavo Herrera y la fiscal adjunta Analía Díaz.
Liliana, la vecina a la que acudió Cintia malherida esa mañana, relató lo vivido sin poder contener las lágrimas. «La alarma se activó, pensé que era mi auto, entonces salí y escuché los gritos. Decía: ‘A mis hijos no, no los mates’. Después llegó Cintia ensangrentada, se sentó en el sillón, llamé a la ambulancia, llamé a la policía, nadie llegaba…», contó la mujer.
También declararon ayer un amigo que vivía con Fievet, una joven con la que el acusado intentaba al momento del hecho entablar una relación, el padre del acusado y amigas de la víctima.
Hertzriken Velasco aclaró que para la querella «no cabe duda de que es un caso de femicidio» y así lo sostuvo en su alegato, en contraposición con la figura de «homicidio agravado por la relación con la víctima» por la que llegó Fievet procesado al juicio. Ambos delitos se reprimen con la pena de prisión perpetua, pero la segunda calificación legal admite atenuantes que la ley no permite aplicar en los homicidios cometidos con violencia de género.