Dolor por la aparición sin vida de la pequeña Belén

belén encNEUQUEN | Después de quince días de intensa búsqueda, el cuerpo sin vida de Belén Durán apareció ayer cerca de las 12 en el islote Doctor Lembeye, ubicado en la margen sur del río Limay, en el paraje de Balsa Las Perlas, frente a la toma de agua del barrio neuquino Valentina Sur a  unos 800 metros aguas abajo de donde se perdió. El hallazgo fue posible por la labor de la perra rastreadora Canela. Conmoción en toda la región por el triste desenlace.
Fabián Castillo, Oficial del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cipolletti, y la perra “Canela”, de la División de Canes de Cipolletti, rastrillaban la costa de la isla cuando dieron con la pequeña de 2 años con síndrome de Down. “Estaba intacta”, dijo Castillo, especificando que la niña no presentaba ni moretones, ni rasguños y hasta vestía la ropa con la que fue reportada desaparecida el 21 de septiembre pasado.
El rastrillaje había comenzado, como todos los días desde el inicio del operativo de búsqueda, a las 10. En ese momento Canela, una labradora especializada en la búsqueda de cadáveres, comenzó a rastrear la zona costera de la isla. A las 12.41, la perra encontró atrapada entre las raíces de los árboles y a media agua a Belén. La pequeña había sido arrastrada por la corriente del río, hasta un área arbolada e inundable, que se vuelve intransitable y tiene muy poca visibilidad, en época de crecida. Belén estaba a 800 metros río abajo desde el lugar donde días atrás, se la vio por última vez jugando en el patio de su casa del barrio Río Sol.
La niña desapareció mientras su madre acomodaba una antena en el jardín, situado a 100 metros del río. Al percatarse de que su hija no estaba, se inició una intensa búsqueda que involucró a vecinos, Cuerpo de Bomberos de Cipolletti y Balsa Las Perlas, Prefectura Naval, y Policía local. La principal hipótesis era que se había caído al río.

Pericia y testimonio
Desde que se inició la investigación,  Canela y Huma, dos perras de la unidad de canes cipoleña, indicaron el lugar donde Belén supuestamente habría caído al agua, y en reiteradas oportunidades se zambulleron en el río Limay para seguir su rastro. No sólo las pericias odorológicas indicaban que la hipótesis era correcta, sino también el testimonio de un niño de seis años que aseguró haber visto caer a Belén al agua, según confirmaron psicólogos del Poder Judicial.
Pero la necesidad de los padres de negarse a creer lo peor, y un  video registrado en la Terminal de Ómnibus de Bariloche desvió la causa hacia la hipótesis del secuestro.
Abel Durán viajó a esa ciudad en busca de su hija, a la espera de que las cintas demostraran que era Belén la niña que subía al micro. La causa volvió a su curso inicial, al comprobarse que la niña que aparecía en las imágenes no era Belén.
Oscar Cid, a cargo de la Fiscalía Nº 2 de Cipolletti, nunca dejó de estar convencido de la hipótesis de la caída y por eso los operativos de rastrillaje continuaron por agua -con cuatro lanchas y una moto acuática- y por tierra, sobre toda la cuenca del Limay hasta Villa Regina.
Si bien el cuerpo fue hallado en la isla, por ser de tan difícil acceso se lo trasladó 1.000 metros río abajo, a una zona descampada y lo suficientemente aislada para que los padres pudieran reconocer el cuerpo.
Al finalizar, las autoridades judiciales ordenaron el traslado de los restos de Belén a la morgue judicial de la ciudad de General Roca donde se realizará la autopsia.

La búsqueda con los canes marcó desde sus inicios hacia la costa del curso fluvial

La intensa labor de búsqueda terminó con todo el pesar que se pueda imaginar.
Unas horas después de hallarse el cuerpo sin vida de Belén Durán en el río Limay, al sargento ayudante de la Policía de Río Negro Carlos Fabián Fuentes todavía lo embargaban esos «sentimientos encontrados y mezclados». Por un lado, esa tristeza, bronca e impotencia por el final de la niña de 2 años y por otro, el trabajo «impecable» de Canela y Huma, los dos perros que participaron de los operativos de rastrillaje y búsqueda.
Fuentes, a cargo de la División Canes de la Policía de Cipolletti, recordó que ni bien se informó la desaparición de Belén, el 21 de septiembre pasado, se inició la búsqueda de la menor en el río Limay. «Ese mismo sábado, una vez notificados de la situación nos presentamos en el lugar. Tanto Canela, un labrador, y Huma, Braco Alemán, se metieron al río, las dos marcaron un punto en la orilla del río a la altura de la vivienda de los padres de Belén», explicó Fuentes.
Esas indicaciones que «marcaron» los perros fue la que consideró el fiscal Oscar Cid, quien sostuvo la hipótesis que la niña se había caído al río. «El trabajo del perro es mostrar un camino real, y más allá de todas las conjeturas por las que también sentimos presiones, tenemos confianza en ellos», describió.
«En estas situaciones no se puede andar con vueltas y el trabajo de los canes es o no es, es positivo o negativo», afirmó Fuentes.
Muchas muestras de pesar y consternación produjo el desenlace fatal del caso. Así, el Municipio local expresó sus condolencias y se puso a disposición de la familia Durán. Además, decidió realizar ayer un minuto de silencio en todos los actos públicos municipales.

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