Allanamientos demorados, dinero sin marcar y “filtraciones” de datos surgieron de los testimonios. Los acusados insisten en que fue un autosecuestro.
25 DE MAYO | Una nueva audiencia en el juicio por el primer caso de secuestro extorsivo de la región abrió ayer amplios interrogantes en torno a los inicios de la investigación cuando la causa se tramitó en el juzgado Federal de General Roca.
El secuestro que se juzga ocurrió entre el 11 y el 12 de diciembre de 2008 y tuvo como víctima a Ariel Zille, el hijo de un empresario pampeano. El joven fue secuestrado en Catriel, permaneció un día cautivo en Neuquén y fue liberado en Plottier. Luego de ello se pagó un rescate cercano al 1.500.000 pesos.
En una nueva audiencia ante el Tribunal Oral Federal de Neuquén, un comisario de la policía neuquina reveló que entre el 30 de diciembre de 2008 y febrero de 2009 la justicia federal de Río Negro no autorizó tres allanamientos a pesar de la abundante cantidad de datos que daban cuenta que los sospechosos realizaban gastos groseros, presumiblemente con el dinero del rescate.
De hecho el uniformado contó que al mes del hecho “se filtró” que los celulares de los sospechosos estaban intervenidos ya que contó que de un promedio de 15 llamadas diarias pasaron a apenas una y con códigos.
Fue recién a fines de febrero de 2009 que se libraron los allanamientos que terminaron en la detención de los imputados quienes llegaron de igual modo en libertad al juicio.
Ese mismo día el juzgado de Roca se declaró incompetente y remitió las actuaciones a Neuquén, que es la jurisdicción que elevó el caso a juicio.

Ayer uno de los imputados, Juan Manuel Rosas, se sometió a un interrogatorio y dio una versión coincidente con la del primer interrogado, Alejandro Alemanni, reiterando que se trató de un autosecuestro.
Los acusados afirman que Zille nunca estuvo secuestrado sino que se simuló la situación para sacarle dinero a su padre. Rosas detalló ayer que la maniobra habría sido planificada por Zille y su amigo, Alemanni, quien está acusado como partícipe.
Los defensores insisten en dos puntos llamativos del secuestro: el primero es que el rescate fue pagado cuando Zille ya había sido liberado y se había comunicado con su padre. El segundo dato curioso es que fue el propio padre quien dio con su hijo casi una hora después de ser liberado.
La versión de los imputados implica de todos modos un delito, el de estafa, pero con una pena mucho menor a la mínima de 10 años por secuestro.
Los otros dos imputados son Alfredo Merillán y Oscar Monsalve.
Fuente: Diario Río Negro