Sólo 550 de los 14.000 petroleros de Neuquén son foráneos, pero crece la demanda
Por: Roberto Aguirre (Diario Río Negro)
Vaca Muerta es una moderna Torre de Babel. Cuando se transita por las locaciones de Loma Campana, el yacimiento que YPF explota junto con Chevron, pueden escucharse distintos idiomas y variopintas tonadas de español. A diferencia de la bíblica construcción, aquí la lengua no separa: todos saben lo que significa «workover», «pulling» o «drilling». La terminología anglosajona copó desde hace años el negocio y hasta los CEO de las empresas hablan de «deal» en lugar de acuerdo y de «brief» en lugar de informe.
Pero lo que parece natural en una industria tan transnacionalizada y global como ésta no está exento de tensiones. El Sindicato de Petroleros, encabezado por el senador del MPN, Guillermo Pereyra, paró hace dos semanas las instalaciones de la empresa Halliburton por la alta contratación de trabajadores extranjeros. Aseguran que hay mano de obra local que podría reemplazar a los asalariados que vienen de afuera y que, además, llegan con convenios de otros países, por lo que no engrosan las filas del gremio. Las declaraciones de Pereyra fueron repudiadas desde diversos sectores que entienden que existe discriminación en el reclamo.
Poner blanco sobre negro en la situación es difícil. Nadie sabe a ciencia cierta cuántos son los empleados extranjeros que trabajan en Neuquén. El gobierno provincial no posee estadísticas aunque, según palabras de Oscar Closs, el secretario de Trabajo, la cantidad «es insignificante».
Según datos del Ministerio de Trabajo de la Nación, entre trabajadores de operadoras, empresas de servicios y refinerías se desempeñaban en la provincia a fines del 2013 unos 14.400 asalariados. Para la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, sólo 553 nacieron en otros países, es decir menos del 4%. El organismo sostiene que unos 1.000 trabajadores vienen de otras provincias y que 1.300 tienen domicilio en otros distritos.
Aunque el trabajo extranjero no parece ser tendencia, el boom de Vaca Muerta y la necesidad de nueva tecnología obligaron a las empresas a traer personal capacitado de otros países. Cada firma apela a asalariados de aquellos lugares donde tienen su sede. Las mayoría de los equipos de perforación de Petreven la manejan venezolanos y de Sinopec, chinos. Schlumberger suele traer técnicos de Colombia y Halliburton de México. Las plantillas multinacionales se extienden al ritmo de la demanda: no existe en Neuquén ningún equipo parado. Las empresas de servicios trabajan al tope de su capacidad.
«Uno no quisiera traer a nadie, es carísimo», explicó en estricto off el gerente de ventas de una de las tres empresas de servicio más importantes del mundo que operan en esta provincia. Señaló que los asalariados que vienen de afuera rotan por seis meses o un año y que se apunta a capacitar personal local. Detalló que la mayoría de ellos viene con convenios de su país de origen y cobran en dólares.
«Hay en todas las empresas, y no sólo hablamos de ingenieros o especialistas, a menudo son técnicos», graficó y también indicó que se desempeñan en todos los sectores. «A veces, las empresas traen una tecnología específica y debe venir personal de afuera para manejarla hasta que los locales aprendan», sostuvo.
El gerente detalló que son todos «empleados de la compañía en otros países, que vienen con visas de trabajo y bajo un sistema rotativo, de 30 por 30, por ejemplo». Señaló que la mayoría proviene de Brasil, Colombia, México y Estados Unidos.
¿Cuánto gana un operario extranjero? Es imposible saberlo y las empresas reservan ese dato. Según la consultora internacional Hays, en cualquiera de los países emisores el salario anual supera holgadamente los 100.000 dólares anuales, un 25% de lo que cobra un argentino. El costo para las empresas es aún mayor, porque muchas veces deben acudir al dólar blue para estos contratos.
Acuerdo gremial
Para el titular del gremio de petroleros jerárquicos, Manuel Arévalo, el fenómeno siempre ocurrió, pero se polemiza cuando es mayor la cantidad de desocupados que quieren entrar en la industria.
Si bien destacó que su sector respeta los derechos de los migrantes, explicó que busca garantizar la contratación de mano de obra local. Para su sector, la clave fue la firma de convenios con las principales empresas de servicios especiales.
«Por cada trabajador extranjero –y nos referimos aquí a los que van y vienen y no a los que efectivamente se radican en el país– debe haber un trabajador local a la par. La idea es que en 10 ó 12 meses se capacite para tomar el puesto», explicó Arévalo.
«No se trata de que no queremos trabajadores extranjeros o de otras provincias. Lo que no queremos es que quede gente nuestra afuera», concluyó el dirigente.
Capacitación, la clave
Mientras el mercado intenta resolver la necesidad de mano de obra, el Estado apela a dos caminos para que el derrame quede a nivel local: la legislación y la capacitación. El primer punto es el más complejo. El gobernador Jorge Sapag anunció tiempo atrás el envío de un proyecto a la Legislatura del «contrate neuquino». Sin dar precisiones, reseñó que buscaba que las empresas sientan «la obligación jurídica» de tomar mano de obra neuquina.
El proyecto jamás ingresó a la Legislatura, acaso para evitar el fango político de una legislación muy difícil de poner en práctica sin lesionar otros derechos, en un país donde la migración tiene uno de los marcos más progresistas y modernos del mundo.
Lo más cercano al tema, el proyecto de ley para crear un registro de trabajadores. Es una suerte de bolsa de trabajo que busca unir a las empresas con los desocupados, aunque se extiende a toda la economía y no sólo al sector petrolero.
El fenómeno desnuda a su vez las pocas herramientas que tiene el gobierno para diseñar una política de Estado en ese sentido. El secretario de Trabajo, Oscar Closs, explicó que tiempo atrás se les pidió a las operadoras que brindaran datos sobre los puestos de trabajo que iban a generarse en el 2014 y una descripción de los mismos. Jamás recibió respuesta.
Según el funcionario, la principal línea de trabajo para fomentar el ingreso de mano de obra local a la industria es la capacitación. «Deberíamos tener capacitaciones que no tenemos y estás buscando prepararlas», señaló. Inclusive arriesgó la posibilidad de crear un ciclo secundario específico para el petróleo, que fomente el desarrollo de oficios como torneo o soldador, muy demandados.