NEUQUEN | Héctor fue sentenciado a 18 años de cárcel y su hermana Ruth, a 15. El Tribunal Federal de Neuquén declaró culpables a otras 16 personas y absolvió a cinco de los imputados. Jessica, hija del cabecilla, fue sentenciada a 12 años de prisión debido a que se le unificó el castigo con una condena previa.
Con 18 condenas y cinco absoluciones terminó ayer el juicio sin precedentes en la región contra la banda narco que lideraron los hermanos Héctor y Ruth Montecino. Los 23 hombres y mujeres que llegaron al debate, ayer conocieron la sentencia de los jueces federales Orlando Coscia, Eugenio Krom y Ricardo Barreiro, en silencio. Héctor Montecino, sentado en la última fila y rodeado de policías y gendarmes, recibió la condena más severa: 18 años de cárcel, dos menos que la pena máxima; y la multa más elevada: 10 mil pesos.
El silencio, y una tensa calma dominaron la sala aún después de la lectura de los jueces. Así se retiraron Ruth y Héctor. Abatidos. Por la puerta de atrás y con una fuerte custodia policial, subieron a una camioneta que los llevaría de nuevo a la cárcel.
El tribunal que presidió Coscia condenó al hombre por considerarlo coautor del delito de tráfico de estupefacientes “en las modalidades de almacenamiento, transporte y comercialización, doblemente agravado por la intervención de tres o más personas organizadas para cometerlo y sirviéndose para su ejecución de la intervención de una menor de 18 años”.
Lo declararon reincidente por primera vez y pidieron que sea investigado por posibles delitos de acción pública.
El veredicto de los jueces estuvo muy cerca del planteo que hizo el fiscal federal Marcelo Grosso.
A su hermana Ruth la condenaron a una pena de 15 años de cárcel por el mismo delito, en el rol de coautora, aunque con el único agravante de haber operado en banda. La multa a pagar en su caso asciende a los $8 mil.
El resto de los condenados fueron considerados partícipes primarios o secundarios de la organización.
La mujer escuchó a los jueces en la segunda fila, al lado de Fiofania Ruskoff, que fue mujer de su hermano. “Anita”, nacida en Bolivia pero de sangre rusa, fue sentenciada a 6 años de prisión, y una multa de $3 mil. En la organización, los jueces consideraron que almacenaba droga, en el rol de partícipe primaria.
Carina Domínguez, pareja de Héctor, recibió igual pena por el mismo delito; y en los próximos diez días, a partir de que quede firme el fallo, deberá pagar $4 mil de multa.
La mujer permaneció sentada en la cuarta fila, muy cerca de Jessica Montecino, hija de Héctor; en cuyo caso el magistrado fue más duro con la pena unificada de 12 años de cárcel, por una condena anterior que quedó firme en pleno debate. Antes gozaba del arresto domiciliario en la casa de sus tíos cipoleños.
Otros 6 años de cárcel deberá cumplir Olga Jorquera. La empleada del Municipio cipoleño también fue condenada por resguardar droga de Héctor en su casa. En su caso le impusieron una multa de 3 mil pesos.
Irma Betanzo, quien también fue mujer del líder del clan (fruto de ese matrimonio nació Romina), deberá pasar años en la cárcel por almacenar sustancias en su vivienda. Los magistrados consideraron el doble agravante de haber integrado una organización y hacer participar a su hija cuando tenía 17 años. Le impusieron una multa de 5 mil pesos. La joven fue en este juicio declarada penalmente responsable por el delito que el tribunal imputó a la mayoría –tráfico de estupefacientes- en las modalidades de comercialización y almacenamiento.
Como era menor al momento de los hechos, los jueces dispusieron se realice un amplio informe social y una audiencia para resolver el monto de la pena.
Entre los condenados a pasar años en la cárcel está Jorge Marcelo Seguel, el hombre que trasladaba drogas a uno de los lugares de acopio, el galpón de La Mayorina. Los jueces le impusieron una pena de 7 años por almacenar, transportar y comercializar sustancia como integrante de la organización; más una multa de 5 mil pesos. En cambio su hijo Diego, que transitó el juicio detenido en una comisaría de esta ciudad, fue excarcelado.
El tribunal le impuso una pena de 3 años de cárcel como partícipe secundario por comercializar droga; lo que permitió su excarcelación sujeta a ciertas obligaciones como no consumir estupefacientes y no cometer nuevos delitos. Igual pena recibió Héctor Soto, el cuidador de caballos de la toma Martín Fierro en Cipolletti; quien fue el otro acusado -de almacenar estupefaciente- excarcelado; bajo caución juratoria de cumplir ciertas obligaciones.
Su hijo Fernando sí deberá cumplir una condena de 6 años de cárcel por almacenar sustancia como integrante de la organización; y pagar una multa de 4 mil pesos.
El tribunal impuso igual pena y multa en el caso de Leopoldo Belmar Castro, el hombre que acopiaba sustancia en el galpón de la Mayorina; y también al evaluar la responsabilidad de Daniel Alberto Reyes, el amigo de Héctor que conducía la Fiorino donde los policías encontraron unos 170 kilos de marihuana. Por eso la modalidad que el tribunal le achacó fue de transporte; y una multa que asciende a los 4.500 pesos.
Cuatro de los siete centenarienses también recibieron condenas: Miguel Ángel Nacimiento y su mujer Edith Montecino fueron sentenciados a 4 años de prisión y la pareja Hugo Villablanca y Anahí Castillo recibió una pena unificada de 7 años.
Los absueltos
Neuquén > Las absoluciones recayeron sobre Cecilia Soto y su marido Fabián Reyes, los dos de Centenario; aunque seguirán detenidos por otra causa en trámite en su contra que llega a juicio a fines de octubre.
“Se hizo Justicia”, dijo su defensor particular Gustavo Olivera, absolutamente conforme con el fallo; y para quien el “único pecado que cometieron fue ser consumidores”.
También fueron liberados de toda culpa y cargo Daniela Vanesa Montecino, sobrina de Edith; y el cipoleño Luis Rubén Linares. En su caso, el tribunal hizo lugar al planteo interpuesto por la defensa, que anuló un allanamiento en su casa.
La madre de los cabecillas de la organización, para quien Héctor pidió “clemencia” a los jueces al realizar su descargo en la última audiencia, fue una de las acusadas absueltas en este debate. Tras el veredicto, abandonó la sala del brazo de su hermana y salió a la calle.
Camino a la libertad, apenas reconoció a La Mañana de Neuquén que tenía sentimientos encontrados, al dejar atrás a sus dos hijos en el encierro.
“Me siento mal, pero voy a poder visitarlos en la cárcel”. Ese fue su consuelo, y no quiso decir mucho más. Antes no había podido verlos porque estuvo presa en su casa.
Junto a su hermana, consideraron que el tribunal fue “injusto” para Héctor y Ruth. “Muchos años…”, dijeron.
El silencio dominó la sala aún después de la lectura de los jueces, que no incluyó argumentos. Policías y gendarmes, que superaron en número al público presente, coparon la sala para evitar posibles desmanes.
«Un logro que estén tras las rejas»
El gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, calificó como “un verdadero triunfo de la sociedad” la condena dispuesta por la Justicia Federal. Estimó que el clan Montecino protagonizó uno de los casos de narcotráfico más importantes en la historia de Río Negro y Neuquén. Sostuvo que “la Justicia ha demostrado estar a la altura de las circunstancias y ha cumplido con las expectativas que tenía toda la sociedad de Cipolletti y buena parte de la Provincia, ya que esta gente es el ejemplo de todo lo que no quieren las personas de bien para su comunidad”. En sus mandatos como intendente de la ciudad, el gobernador había apuntado públicamente a la familia como responsable de la circulación de estupefacientes.
“Esto no es el fruto de nadie en particular, sino del esfuerzo conjunto de los vecinos que se animaron a decir basta, los gobernantes que supieron interpretar ese hastío, la Policía que trabajó con total profesionalismo y de la Justicia, que con este fallo marcará un verdadero ejemplo para quienes se manejan al margen de la ley”, remarcó.
“Ha quedado claro que no hay impunidad para quienes creen que pueden venderle drogas tranquilamente a nuestros jóvenes sin que nada pase”, indicó.
Weretilneck afirmó que “más allá de la importancia de esta condena, esto no significa que se termine la lucha contra el narcotráfico. Hoy más que nunca debemos estar alertas y preparados para impedir que gente de esta calaña se constituya entre nuestros vecinos. Tenemos que estar preparados para impedir que otros ocupen su lugar. Fue un verdadero logro poner a esta gente tras las rejas, por lo que no podemos permitir que ni a Cipolletti ni a ninguna otra ciudad vuelva a sucederle lo mismo”, remarcó.
“Creyeron que tratando de poner plata sobre la mesa podrían evitar ir presos y ser condenados, pero afortunadamente eso no ocurrió”, sostuvo el gobernador.