En Centenario hay más de 200 puestos vacantes en la poda, pero nadie agarra.
El mundo rural se desarticula a pedazos y pocos saben cuándo será el remate final. No es sólo una cuestión de rentabilidad económica, sino de un cambio cultural.
Desde que Centenario se está convirtiendo en una ciudad, con sus costumbres, hábitos y consumos, la generación que trabajó en las chacras ya no se reproduce como antes. Pocos buscan un trabajo temporario en la cosecha o en cualquier tarea agrícola. Sencillamente, hoy no parece seducir a los jóvenes.
La realidad saltó mucho más a la luz en estos días, cuando se convocó a unas 200 personas –a través de la comuna por pedido de empresas– para realizar tareas de poda, en medio de la crisis frutícola, donde muchos chacareros esperan un subsidio para continuar con el trabajo en el resto del año, pero el llamado cayó en saco roto dado que hubo muy pocas inscripciones. Los factores son varios, y en la actualidad se analizan con profundidad.
“Hoy las cosas son más fáciles. Hay otros métodos para trabajar con las escaleras, las plantas son más bajas y hay otro tipo de tecnología en una chacra. Incluso incorporamos más mujeres, algo que antes no pasaba”, dijo Marcos Azúa, de Recursos Humanos de la empresa Vista Alegre SRL, dedicada la plantación de cerezas en unas 200 hectáreas.
Expresó que hoy los salarios de los rurales (que pueden llegar a poco más de 10 mil pesos) no pueden competir con los de la industria petrolera. Es por eso que la mano de obra proviene de otras provincias.
El director de Planificación y Desarrollo del Municipio local, Enrique Dalla Villa, también analizó el fenómeno que viene desde hace varios meses, sobre todo con la irrupción del mercado petrolero.
“La percepción es que en parte de la crisis hay una demanda insatisfecha de mano de obra calificada, pero el sector frutícola tiene que seguir funcionando. Los trabajadores más experimentados se están jubilando y no hay nuevas generaciones dispuestos a insertarse”, indicó el funcionario.
El año pasado, la empresa Moño Azul SA convocó a una capacitación para jóvenes de una semana, para ingresar a trabajar en las chacras en blanco y en forma directa. Sin embargo, menos de 15 personas se anotaron, dos de ellas fueron extranjeros. “Hay desocupados, pero no tienen interés en trabajar en el sector rural”, dijo Dalla Villa. Así las cosas, este drama amenaza con destruir el mundo rural.
El celular, ese aparato que distrae a los peones
Neuquén | El nuevo perfil de los trabajadores rurales ya no es como el de antes, cuando pasaban horas en las chacras, incomunicados y con toda la naturaleza para calmar el estrés. Ahora las cosas han cambiado, según señalan desde las empresas, y hacen falta correcciones.
“No sabés cuántos problemas hemos tenido con los celulares. Gente que manda mensajes desde las escaleras, tenemos que controlar todo el tiempo”, indicó Marcos Azúa, quien graficó lo que sucede hoy en muchas chacras, donde las horas de trabajo netas no eran las de antes, a su parecer.
Es que los perfiles y hábitos han mutado y hoy la comunicación se ha metido en las entrañas de todos, por más peligroso que sea la distracción de manipular un celular para enviar un mensaje de texto. Nuevos tiempos De todas maneras, Azúa aclaró que los modos y las exigencias han cambiado y que los empresarios intentan adaptarse a los nuevos tiempos, a pesar de las demoras.
“No son dos meses de trabajo y nada más, creo que la gente de la zona que está desocupada tendría que valorar la posibilidad de trabajar”, concluyó.