MENDOZA | Después de haber pasado 13 años desaparecida y cuando su familia ya creía que era otra víctima fatal de una red de trata, Gabriela apareció y de la forma menos esperada: el domingo de elecciones su mamá revisó el padrón electoral, como hizo durante años. Y esta vez sí: Gabriela Cabrera había votado en Mendoza. Y ese voto se convirtió en la primera señal de que su hija todavía estaba viva.
«Estuve en la calle, en un loquero, estaba mal de la cabeza. Sufrí maltrato psicológico, físico, moral afectivo, todo lo que se puedan imaginar», contó la mujer –que hoy tiene 35 años– al diario La voz del Interior. Gabriela regresó con su familia pero lleva en el cuerpo las secuelas del horror: tiene problemas de pulmón por los golpes, los huesos muy débiles de tantas palizas y le faltan muchos dientes.
Contó, fue víctima de una red de trata y estuvo cautiva en San Luis: la drogaron, quisieron quemarla, y tuvo cuatro hijos producto de violaciones (tenía otros cuatro con el proxeneta). «A dos nenas se las sacaron. Y vivió escondida por miedo a que él la encuentre y le saque los otros dos», contó la mamá, triste y feliz a la vez. En el 2000, Gabriela dijo que logró huir de su cautiverio y pasó mucho tiempo deambulando sin destino. El hombre que la había mantenido esclavizada fue a la cárcel pero no por lo que le hizo a ella sino porque descubrieron que había matado a su nueva mujer y a su hija de tres años. Y como él iba a ir preso y tenía a dos de los hijos, llamaron a Susana (la madre de Gabriela) para que se hiciera cargo de los nietos. Susana aceptó creyendo que su hija no estaba desaparecida, sino muerta.
Finalmente la mujer logró reencontrarse con su hija en Mendoza. Gabriela recuperó a su familia y ahora intentará volver a buscar el amor de su madre y de sus hijos.
Fuente: rionegro.com.ar