Es el primero en su tipo en la Patagonia para venta a terceros.
Hay unos 600 crianceros de cerdos en la zona de la Confluencia.
Senillosa | A unos 300 metros de la planta de faena Copromaneu, cerrada por cuestiones económicas, comenzó a funcionar un emprendimiento novedoso para la Patagonia que apunta al desarrollo de la ganadería porcina. Se trata del primer centro de inseminación artificial para porcinos, está ubicado en el Parque Industrial, es un emprendimiento privado que dará respuesta a unos 600 crianceros de cerdos que se estima que hay en la zona de la Confluencia.
«Senillosa tiene un potencial enorme en el desarrollo de la producción porcina y por eso tenemos que buscar una interrelación entre el Estado municipal y los privados», dijo el secretario de Producción de la comuna, Walter Bianchi quien comentó los avance que hay en la elaboración del proyecto para construir una planta de faena para animales menores.
Al acto de habilitación de este emprendimiento que tuvo una inversión que ronda los $ 400.000 por parte de Juan Carlos Santángelo con un apoyo financiero del Consejo Federal de Ciencia y Tecnología, asistió el gobernador Jorge Sapag. El mandatario calificó el emprendimiento como «un desafío extraordinario» e indicó que «en este tipo de emprendimientos me contagio también del entusiasmo del productor, del investigador, de aquellos que están permanentemente buscando nuevas tecnologías».
Santángelo comentó a este diario que tiene una media docena de verracos, cerdos machos que se destinan a reproducción, que pueden dar servicio a unas 1.200 madres. «Es el primero en la Patagonia, en los grandes criaderos existen laboratorios pero para consumo interno de ellos, aunque desde alguno de ellos nos han pedido algunas dosis», aseguró el propietario.
Agregó que para el criancero es una ventaja tener este centro pro una cuestión genética, en primer lugar, pero también económica: mantener un verraco por año cuesta unos 5.000 pesos y comprarlo unos 10.000 pesos y si pide prestado un verraco debe pagar el costo de un lechón, es decir unos 500 pesos. En cambio –contrastó– un servicio de inseminación cuesta 300 pesos por lo que es más conveniente desde el punto de vista del costo.
Acotó que también los animales tienen un control sanitario periódico de las autoridades sanitarias federales como así también las dosis de semen que se extraen, un paso que no se da en caso de hacerlo con un verraco en el criadero.
Hay un programa de capacitación para aprender la técnica de inseminación, indicó el propietario.