Se estima que en Argentina, cada 100 mil mujeres 74 padecen cáncer de mamas y que cada año se registran 3 mil nuevos casos y 1.800 muertes por la incidencia de esta enfermedad en el cuello uterino.
A nivel mundial, el cáncer de mamas y de cuello uterino son los de mayor diagnóstico en la población femenina.
El ministerio de Salud realizó un llamado a la reflexión sobre el estilo de vida que desarrollamos cotidianamente y sobre cómo los malos hábitos van perjudicando esa calidad de vida. Alimentarse de forma saludable, realizar actividad física regularmente, evitar el cigarrillo y las sustancias nocivas como el alcohol, son las principales metas que nos ayudarán a avanzar en la construcción de una vida y de entornos saludables.
Asimismo, es importante estar atento a las campañas que se lanzan todos los años para prevenir las enfermedades que más castigan a la sociedad. Es sabido que, en el caso de las mujeres, es de vital importancia realizarse controles de las mamas, mamografías por recomendación del médico y el PAP (Papanicolau).
El cáncer de mamas, cuando es detectado precozmente, puede ser tratado y curado. Se estima que los tumores de menos de un centímetro tienen hasta el 90% de probabilidades de curación.
La enfermedad, que afecta mayoritariamente a mujeres de entre 45 y 70 años de edad, reviste mayor riesgo de ser contraída por mujeres mayores de 50 años, por antecedentes personales o familiares de cáncer de mama o de enfermedad benigna (no cancerosa), por tratamientos con radioterapia dirigidos a la zona del pecho, por tratamientos con hormonas como estrógeno y progesterona, por menstruación a edad temprana o por atravesar el primer parto en edades avanzadas o nunca haber tenido hijos.
Vacunar a las niñas contra el VPH y realizarse el PAP
En cuanto al cáncer de cuello uterino, la referente del programa de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud, Sileny Wuelke, explica que “en los últimos años la prevención del cáncer de útero tuvo un cambio de paradigma porque se sabe que no hay cáncer si no hay previa infección del VPH (Virus del Papiloma Humano)”.
“Es un virus –continúa- que se transmite en las relaciones sexuales y tiene prevalencia mundial. Todas las mujeres en algún momento de la vida estamos en contacto con el virus pero no hay que asustarse porque es una condición que se ha dado desde siempre”.
En este sentido, Wuelke resalta que “sin infección de VPH no vamos a tener cáncer de útero y esto ha cambiado algunas reglas, formas de ver y de tratar el cáncer de útero”.
“En las nenas a partir de los 11 años hay que realizar la vacunación completa contra el VPH, con las tres dosis. Hay que tenerlo presente porque a veces se colocan una sola dosis y creen que ya están cubiertas contra ese riesgo. Es sumamente importante porque los resultados vamos a verlos cuando están niñas sean adultas e inicien su vida sexual”, indicó.
La otra forma de prevenir el cáncer de cuello de útero es realizar estudios para detectar las lesiones que este virus puede producir en el organismo.
“Este estudio se conoce como PAP (Papanicolau) y se trata de la toma de una muestra de las células que se eliminan naturalmente para ser estudiadas y detectar posibles lesiones precancerosas que demoran entre 10 y 20 años en transformarse en cáncer de útero. Esta técnica que es sencilla y a la que se puede acceder gratuitamente en los hospitales y económicamente en los establecimientos privados, puede facilitarnos este diagnóstico precoz para intervenir de distintas maneras”.
Este tipo de cáncer afecta principalmente a mujeres de entre 45 y 50 años ya que el daño se produce muy lentamente.
“Las primeras lesiones se aconsejan estudiarlas a partir de los 25 años. Desde esa edad, todos los años hay que realizarse un PAP. Si nos hacemos el PAP durante dos años consecutivos y no se registran lesiones, por 3 años no es necesario volver a hacerse el estudio. Es importante estudiar a las mujeres de entre 25 y 60 años”, señala la referente de Salud Sexual y Reproductiva.
En tanto, las mujeres embarazadas, a cualquier edad y en cualquier etapa de la gestación, deben aprovechar la posibilidad para realizarse un PAP y detectar tempranamente posibles lesiones en las células para dar paso a un tratamiento.