25 DE MAYO | Nueve jovencitos de entre 13 y 17 años y un mayor de 22 años fueron demorados, en la madrugada de ayer, en una serie de controles realizados por personal de la Comisaría Departamental. Los menores fueron identificados en hechos de vandalismo, en algunos casos incendiaron un carro con basura, un automóvil viejo e intentaron prender fuego el edificio del Centro de Actividades Escolares.
Los efectivos policiales realizaron controles en diferentes puntos de la ciudad, esta madrugada, acompañados por la división toxicomanía dependiente de la Unidad Regional IV. Entre las 00 hs y la 01 hs, se demoró a 9 menores de entre 13 y 17 años y un mayor de 22 años oriundo de la provincia de Mendoza, que habían provocado hechos de vandalismo. Se pudo verificar que los involucrados habían incendiado un carro con basura entre calles Macachín y Avenida Santa Rosa norte. Posteriormente quemaron un auto viejo en inmediaciones de las escuelas 110 Río Colorado y Centro Educativo Polivalente. Además la policía logró evitar que prendieran fuego el edificio del Centro de Actividades Escolares (CAE), donde los vándalos tenían preparadas botellas con alcohol para iniciar el incendio.
Los sospechosos fueron trasladados a la Comisaría Departamental, donde se sito a los padres de los menores para dialogar con ellos y plantear la preocupación que existe en toda la comunidad y máxime en las autoridades policiales por la seguidilla de hecho delictivos y de vandalismo que se han perpetrado en la localidad en los últimos meses y donde los menores han sido protagonistas.
Los niños que no tienen límites, cuando llegan a adultos no respetan las reglas, son extremistas, omnipotentes e intentarán someter a los demás por la fuerza manejándose con la ley de la selva.
La vida común les parecerá insípida y aburrida, no se adaptarán al estudio o al trabajo y se convertirán en personas marginadas e inadaptadas.
Muchos de estos niños hoy viven en las calles; y aunque tengan donde vivir e incluso hasta algún progenitor, no vuelven a la noche a sus casas, quedándose a vagar por la ciudad todo el día y exponiéndose a toda clase de peligros y vejámenes.
Son menores que conocen la droga desde muy chicos, no van a la escuela y tienen toda clase de experiencias con adultos.
Estos chicos por lo general han huido de sus casas, porque ninguno a su alrededor ha sabido asumir su rol de liderazgo como padres o familiares sustitutos que nunca les pusieron límites.
Son niños que en la calle se transforman en pequeños vándalos, son capaces de hacer cualquier cosa y se entretienen haciendo estragos, escribiendo paredes, rompiendo vidrios y hasta participando en asaltos y robos.
Los parientes suelen aparecer en la comisaría cuando cometen algún delito, sufren un accidente grave o mueren en circunstancias poco claras.
Cuando fallecen de esta forma, algunos se convierten en mártires, entonces sí aparecen los familiares por televisión, organizando marchas pidiendo justicia.
El submundo de la calle tiene sus propias reglas. A veces, para poder sobrevivir, estos menores se conectan con algún adulto de la misma condición que los protege y pasan a ser partícipes de su séquito, encargados de algunos trabajos sucios y de algunos favores a cambio.
La calle se convierte en su verdadera familia porque lo aceptan como es, no tiene exigencias que no le agradan, recibe droga y es usado como un objeto.
Fuente: Fm Rio 91.1 – Radio Municipal 25 de Mayo AM 900