Río Negro inició con 25 panaderías una experiencia tendiente a reducir un 25% el uso de sodio en sus productos. Asimismo, extenderá la campaña nacional «Menos sal más vida» para limitar su empleo en carnes, embutidos y conservas; cambiando así hábitos alimenticios y buscando cumplir el objetivo de combatir enfermedades cardiovasculares como principal causa de muerte.
Las panaderías que se plegaron a esta campaña de concientización están ubicadas en Viedma, Roca, Cipolletti, Luis Beltrán, Lamarque, Campo Grande, Catriel, Los Menucos y Conesa; entre otros puntos.
Las bocas de expendio de supermercados que pertenecen a cadenas nacionales también se sumaron a la iniciativa en virtud de acuerdos previos asumidos por grandes empresas con el apoyo de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal).
Recientemente se puso en vigencia en Río Negro la Ley N° 4.970 que adhiere a la Ley Nacional N 26.905 a fin de bajar el excesivo consumo de ese producto. Aun con la nueva práctica sanitaria en marcha, la normativa tiene carácter progresivo, y en consecuencia, las pequeñas y medianas empresas productoras de alimentos deberán alcanzar los valores máximos a partir de un plazo de 18 meses, y luego el Ministerio de Salud de Río Negro tendrá 12 meses más para fijar en forma periódica la baja paulatina de esos topes.
Dentro de los grupos de alimentos que pueden encontrarse en establecimientos originarios de Río Negro están los chacinados. Deberán tener hasta 1.196 miligramos de valor de sodio permitidos por cada 100 gramos del producto. Los chorizos frescos hasta 950 miligramos o las hamburguesas hasta 850. En farináceos, las galletas dulces secas hasta 512 miligramos, los panificados con salvado hasta 530 miligramos y sin salvado hasta 501 miligramos.
El titular de Salud Ambiental, Gustavo Cantoni, explicó que los acuerdos con empresas elaboradoras nacionales de materias primas, por caso destinadas a panaderías, facilitan su aplicación en virtud de que hay en stock harinas preelaboradas que ya vienen sin sal.
Aclaró que «no será fácil, y se trata de un trabajo paulatino, porque la Provincia -salvo embutidos, conservas y panificación- «depende del suministro de otras jurisdicciones» en caso de enlatados, sopas o bocaditos de pollo. Insistió en que las normas deben contar con un consenso generalizado porque antes de «exigir en Río Negro, tendremos que ver si las firmas de primer nivel (destinadas a producir jamones) optan por bajar los niveles» de ese aderezo.
El funcionario mencionó que «será importante la adhesión de los municipios a esta normativa con el propósito de realizar una tarea conjunta en campañas de concientización de la baja en el consumo de sal, dado que muchos productos son elaborados en forma local, y el consumo se circunscribe a esa localidad».
Río Negro ya tiene en vigencia una primera medida en relación a la disminución de envases con sal en restaurantes.
Cuando en la Legislatura rionegrina se abordó esta cuestión, se puso en consideración que según datos del Ministerio de Salud de la Nación, el descenso paulatino de sal en los alimentos elaborados por la industria evitará en ocho años que se produzcan 45.000 muertes en Argentina a consecuencia de enfermedades cardiovasculares y patologías renales crónicas.