25 DE MAYO | EL Director del hospital Jorge Ahuad Dr. Alberto Güemes, confirmó, esta mañana, que el centro asistencial atendió un caso de una beba de 11 meses con “meningoccoccemia”, enfermedad generada por varios tipos de meningococo (Neisseria meningitidis). El caso se presentó el pasado viernes y la pequeña debió ser trasladada al Hospital Lucio Molas de Santa Rosa. Se encuentra fuera de peligro y continúa bajo tratamiento.
El director del Hospital Dr. Güemes dio a conocer esta mañana el caso que atendieron los profesionales del centro asistencial. Se trata de una bebé de 11 meses que ingreso a la guardia con síntomas de fiebre y erupciones en la piel (petequias), luego de las primeras atenciones, se realizaron los análisis correspondientes determinando que se trataba de “meningococcemia”. La atención la realizó la pediatra del hospital veinticinqueño Dra. Rodriguez.
La pequeña fue derivada al hospital Lucio Molas, donde estuvo internada algunos días y luego se le dio el alta. Contrariamente al pronóstico de salud que se le determinó a la bebe, los profesionales del centro asistencial de 25 de Mayo decidieron internarla e indicarle un tratamiento por 24 hs en un sector con aislamiento.
La dra. Rodriguez (pediatra) explicó que a los familiares cercanos se les realizó profilaxis, conocida también como Medicina Preventiva. Está conformada por todas aquellas acciones de salud que tienen como objetivo prevenir la aparición de una enfermedad o estado “anormal” en el organismo. Se descartó cualquier caso de contagio.
Desde el hospital Jorge Ahuad se informó que se trata de un caso gravísimo que se pudo tratar a tiempo, ya que las estadísticas marcan la alta tasa de mortalidad para los bebes que contraen esta enfermedad.
Meningococcemia
El púrpura fulminante, o meningococcemia, es una enfermedad generada por varios tipos de meningococo (Neisseria meningitidis), habitante frecuente de la nariz y la garganta de los individuos sanos. La meningococcemia ocurre cuando el meningococo invade el torrente sanguíneo.
La incidencia de la meningococcemia se relaciona con la condición socio-económica de los países, como ocurre con tantas otras enfermedades infecciosas, siendo mayor el número de casos en las áreas de menores recursos.
Se observan casos aislados durante todo el año, pero aumenta su frecuencia durante los meses más fríos (invierno y primavera). El meningococo se aloja en las vías respiratorias de los individuos sanos, algunos pueden convertirse en portadores asintomáticos, sin desarrollar la enfermedad. La incidencia aumenta en niños, en casos de individuos institucionalizados, (guarderías, asilos), y en condiciones de hacinamiento. En individuos con buenas defensas, no ocurre la diseminación de bacterias desde la garganta a la sangre. Pero en algunos individuos, en determinadas circunstancias, esta bacteria puede provocar enfermedad grave.
Cuadro clínico
Por lo general hay sangrado dentro de la piel (petequias y púrpura) y el tejido de esas áreas puede morir (tornarse necrótico o gangrenoso). Si el paciente sobrevive, las áreas sanan dejando cicatrices.
Pronóstico
Afortunadamente la mayoría de los casos de meningitis meningocóccica logran una curación satisfactoria con un tratamiento adecuado. En algunos casos la meningitis meningocóccica y, sobre todo, la sepsis meningocóccica (púrpura fulminante) evolucionan fatalmente. La enfermedad puede presentarse como meningitis, o meningococcemia fulminante. Esta última presentación es la forma más grave. Es más frecuente en los niños que en los adultos. En pocas horas, un niño que estaba sano, instala fiebre, decaimiento, aparecen manchas violáceas en la piel, y la enfermedad progresa rápidamente al fallo de la circulación, depresión de la función cardíaca, con caída de la presión arterial, mala llegada de la sangre a los diferentes órganos, fallo respiratorio, fallo renal, trastornos de la coagulación, hemorragias, convulsiones, coma, y desequilibrios del metabolismo; todo esto de tal magnitud, que la muerte puede producirse en pocas horas. En un niño febril, la aparición en la piel de petequias (pequeñas manchas violáceas), que rápidamente se extienden por todo el cuerpo y el tejido de esas áreas puede morir (tornarse necrótico o gangrenoso). Si el paciente sobrevive, las áreas sanan dejando cicatrices.
Existen otras enfermedades que se acompañan de fiebre y púrpura, como es el caso de algunas virosis. No son graves. Pero hasta estar seguros del diagnóstico, la meningococcemia debe temerse y descartarse.
Prevención
Existen 3 tipos de vacuna:
Las vacunas a base de polisacáridos, disponibles desde los años 1970. Dichas vacunas pueden ser bivalentes (grupos A y C), trivalentes (grupos A, C y W) o tetravalentes (grupos A, C, Y y W135).
Las vacunas contra el meningococo del grupo B desarrolladas en Cuba, Noruega y los Países Bajos a base de proteínas de la membrana externa.
Desde 1999, vacunas conjugadas contra el meningococo del grupo C. Desde 2005 se ha autorizado en los Estados Unidos de América, Canadá y Europa una vacuna conjugada tetravalente (grupos A, C, Y y W135) para niños y adultos.
Existen grandes controversias con respecto a la utilidad de las vacunas. Si bien no ofrecen el 100% de cobertura, son, por el momento, la única protección con que se cuenta. Se recomienda en todos los casos, consultar con el pediatra o médico tratante, que seguramente tendrá una opinión atendible con respecto a cada paciente.