Sin custodia policial, sólo podía salir para ir al médico y al psicólogo.
NEUQUÉN | El Tuerto vivió y murió en su ley o, en todo caso, infringiéndola. Walter Vilte (de 33 años) violó la prisión domiciliaria, se fue al cabaret, tomó varias copas y cuando volvía alcoholizado, corriendo picadas, perdió el control del auto a más de 100 km/h, y se mató frente a la terminal de ómnibus. En su prontuario tenía una condena por homicidio y aguardaba que le definieran otra, por robo con armas.
Vilte estaba con prisión domiciliaria porque en la cárcel de Cutral Co, en noviembre pasado, se había peleado con otro interno. Ese día perdió un ojo. De allí su apodo.
Esa lesión le sirvió de salvoconducto para salir de la cárcel y continuar, después de un largo devenir judicial, con un arresto en la casa de su hermana en el barrio Mulén de Neuquén.
El extraño régimen de detención del Tuerto (ver recuadro) le permitía sólo dos tipos de salidas: al médico para la curación de su ojo maltrecho y al psicólogo.
Vilte resolvió saltar las restricciones. La Policía y la Justicia no pueden asegurar cuántas veces lo hizo hasta que llegó el final, ayer por la madrugada.
En la noche del lunes había salido manejando un VW Gol blanco, supuestamente para juntarse con unos amigos con los que fue a un cabaret, a la vera de la Ruta 22, pasando el aeropuerto local en dirección a Plottier.
En ese local lo encontró la madrugada. Tenía varias copas encima, pero de todas formas decidió retornar a la casa de una manera muy particular: “Venía por la Ruta 22 corriendo picadas con otro auto y pasando semáforos en rojo”, denunció un taxista al Comando policial.
Eran cerca de las 6:45 cuando el delincuente, a 105 km/h –de acuerdo con los primeros peritajes–, perdió el control del VW Gol pasando el semáforo de calle Solalique. En su alocada carrera volteó dos postes y un árbol, volcó, y quedó sobre las cuatro ruedas en la colectora J. J. Lastra.
El espectacular accidente lo dejó atrapado y agonizando en el interior del vehículo. Personal del Sistema Integral de Emergencias de Neuquén (SIEN) llegó en pocos minutos, pero debieron esperar a que los bomberos lo retiraran del auto para iniciar la asistencia.
Con expansores y herramientas de corte se logró abrir la puerta del vehículo y los médicos comenzaron con sus tareas de reanimación. “Estaba en paro. Se lo reanimó inicialmente, respondió, pero volvió a tener otro paro”, detalló la titular del SIEN, Luciana Ortiz Luna.
“Llegó al hospital (Castro Rendón) gracias a las maniobras de reanimación. Presentaba un trauma de tórax grave y también de cráneo. Durante una hora y media se lo mantuvo con tareas de reanimación, pero murió a las 8:30”, explicó la médica.
En el lugar, los expertos en accidentología vial realizaron los peritajes y las primeras estimaciones permitieron deducir que el delincuente manejaba a aquella velocidad en una zona que tiene como límite 60 km/h.
En cuanto al otro vehículo con el que corría picadas, trascendieron algunos datos aportados por testigos, pero todavía no fue ubicado. La Policía continúa con la búsqueda.
El Tuerto estuvo preso por asesinato y varios robos
NEUQUÉN El prontuario de Walter Vilte tenía varios tomos. Con 33 años, estuvo preso por un crimen y, en la actualidad, mientras esperaba un nuevo juicio por una entradera en Santa Genoveva -en la que apuntó con un arma a un bebé-, tenía prisión preventiva por otro robo con arma. Por decisión de la jueza de Garantías Carina Álvarez gozaba de prisión domiciliaria, sin custodia policial, tras pelearse con otro preso en Cutral Co. El primer registro de Vilte arranca con un crimen en mayo de 2003 en la capital neuquina. Por esa muerte fue condenado y estuvo preso. A fines de 2012 le dictaron la libertad condicional. Ya en la calle volvió a delinquir. El mes elegido volvió a ser mayo. Esta vez concretó una entradera en una casa del barrio Santa Genoveva, donde amenazó a un bebé con un arma de fuego. Por ese hecho Vilte atravesó distintas instancias judiciales. Quedó detenido, fue liberado, no se presentó a juicio y le declararon la captura. En agosto de 2014 fue detenido tras otro robo con armas y finalmente le hicieron el juicio. Lo declararon culpable por la entradera del Santa Genoveva, pero la pena fue impugnada y entró en el derrotero judicial. Mientras cumplía preventiva en la cárcel de Cutral Co, en noviembre pasado, tuvo una riña con otro preso y perdió un ojo. El Tuerto aprovechó para pedir el régimen de prisión domiciliaria y la Justicia le permitió trasladarse a Neuquén a la casa de la hermana, en el barrio Mulen, para poder tener a mano el hospital Castro Rendón para las curaciones. En enero, la Policía pidió levantar la custodia domiciliaria porque los uniformados eran agredidos por los amigos del Tuerto. Finalmente, en febrero, la jueza de Garantías resolvió que Vilte debía continuar con la preventiva domiciliaria pero sin control policial. Le fijó una serie de restricciones, pero poco y nada se cumplieron ante la falta de vigilancia y controles.