Fue en una vivienda. La madre está grave y otra hija se salvó de milagro.
CENTENARIO | El incendio de una casa de madera en un loteo de Vista Alegre Sur desató la peor tragedia del año: un niño de cuatro años y su padre muertos, una madre que pelea por su vida con la mitad de su cuerpo quemado y una niña de siete años que salvó su vida de milagro.
El hecho no tiene precedentes. Ocurrió ayer de las dos de la madrugada como consecuencia del mal funcionamiento de una estufa a leña. Los bomberos nada pudieron hacer: la casa, construida por un carpintero, ardió al instante y padre e hijo murieron carbonizados. Las víctimas fueron identificadas como Gustavo Pérez, de 53 años, y su pequeño hijo, Faustino. Su madre, Lorena Marano, de 32 años, quedó internada por las quemaduras en el hospital Castro Rendón. Hasta anoche, el estado de la mujer era delicado.
Los bomberos llegaron a los pocos minutos y se encontraron con la peor escena: la casa estaba casi consumida por las llamas y la ayuda del viento. En el lugar, conocido como la “ex chacra de Tirachini”, hay pocas viviendas. Es un loteo en desarrollo y los vecinos tuvieron que romper las paredes con un hacha para sacar a las víctimas.
Primero hicieron un boquete en un dormitorio y lograron sacar a la niña de siete años y a su madre, las dos con quemaduras. La niña salvó su vida de milagro, pero la peor parte se la llevaron Gustavo y su hijo, que quedaron adentro. El calor extremo hizo que nadie pudiera entrar. “Era la vida de los vecinos o la de los que estaban adentro”, dijo uno de los testigos del incendio. Entre sollozos y gritos, los vecinos tuvieron que esperar a los bomberos y cuando lograron entrar en la casa, ya era demasiado tarde.
“Fue una tragedia, el fuego se propagó muy rápido. Lamentablemente nos tocó sacar al chiquito y su padre. Fue una situación muy difícil para el cuerpo de bomberos”, dijo el oficial Patricio Álvarez, a cargo de la dotación que estuvo en el siniestro. La escena fue tan fuerte que uno de los bomberos “se quebró” después de retirar los cuerpos de las víctimas. Es que nadie imaginaba un final tan desgarrador.
La familia es conocida en el pequeño poblado rural. Lorena era empleada municipal y trabajaba en Acción Social. Se había mudado hace quince días a su nueva casa, y con su marido habían logrado comprar el terreno y planificar una vida con sus hijos.
Pero un desperfecto en una estufa se llevó los sueños de la familia. El miércoles pasado, ya habían advertido que el artefacto no funcionaba bien. Una de las paredes comenzó a arder y la familia logró apagar el fuego y hacer los arreglos.
“Era una familia bien constituida, todavía no lo podemos creer. A ella le costó mucho hacer la casa. Habían averiguado precios y una prefabricada era cara, por lo que decidieron pagarle a un carpintero. Todo les costó mucho”, se lamentó Alicia Quilodrán, amiga de Lorena Marano y secretaria de Acción Social de la comuna vistalegrina.
El incendio dejó únicamente la platea de la casa, en la extensa chacra de Vista Alegre. Sólo los lamentos y el dolor quedaron en pie. Los peritos intentaban reconstruir las causas de la tragedia.
El miércoles de la semana pasada ya los habían salvado
La familia Pérez ya había tenido un principio de incendio en la vivienda la noche del miércoles pasado, según comentaron allegados a la familia. Al parecer, ardió una de las paredes, pero por fortuna lograron extinguir las llamas. Una vecina se dio cuenta de lo que sucedía, golpeó la puerta y la familia logró despertarse.
Si no hubiese llegado a tiempo la vecina, la tragedia de seguro se habría desatado. Es que no sólo el fuego, sino el monóxido de carbono hacen que las personas se “desmayen” ante la falta de oxígeno.
Fue así que tuvieron que arreglar nuevamente la estufa y colocar un sistema de amianto, para que el calor no provoque un incendio en las paredes de madera. Pero al parecer, los arreglos no habrían sido suficientes.
Ayer, peritos de Bomberos de la Policía del Neuquén se encontraban realizando las pesquisas para determinar las causas. Lo que está claro es que fue un accidente y se descarta cualquier tipo de intencionalidad.
La familia se había mudado 15 días antes
Lorena y Gustavo se habían comprado ese terreno con mucho esfuerzo, según rescatan los conocidos. Él era camionero y ella trabajaba en el Municipio. Ahorraron unos pesos para comprarse un lote en un lugar que no es barato. Es un loteo que comenzó siendo irregular en la zona de chacras, pero con el tiempo más vecinos se fueron asentando.
Mientras terminaban de construir la vivienda, Lorena vivía en la casa de sus padres y soñaba con mudarse lo más pronto posible, según comentó Quilodrán, su jefa y compañera de trabajo. Hasta que llegó ese día tan esperado. El último fin de semana largo, la familia se mudó con lo que tenía a la vivienda, que no era precaria, pero sí un módulo de 2 por 5 metros con dos dormitorios, construida de madera. Era una copia fiel de una prefabricada, pero armada por un carpintero.